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Francia, tierra prometida

60 años de historia en Competición (parte 11)
Tras el fin de la era de oro de los prototipos en Le Mans, para 1995 la carrera vivió un enorme cambio de paradigma y muchos de los participantes pasaron a competir con coches de tipo GT. En Toyota, siempre buscando la innovación, se optó por seguir dos programas paralelos, un camino que la marca conoce bien y ha seguido en varias ocasiones a lo largo de su carrera.
De esta forma, en 1995 un Toyota Supra preparado especialmente para las 24 horas de Le Mans logró terminar 14º, algo considerado un éxito teniendo en cuenta el vehículo de origen. Mientras tanto, SARD prestó su ayuda para construir un coche de carreras purasangre basado en un MR-2 que acabó siendo conocido como MC8-R. En 1996 este último ya era más competitivo y ello resonó en Toyota.
  • De las carreras a la calle

    Estaba claro que, tal y como estaban formadas las normativas del mundo de la resistencia, la mejor solución era construir un coche de carreras primero y homologarlo luego para calle, construyendo las unidades necesarias para que se permitiera su participación en Le Mans. Así nació la idea del Toyota TS020, conocido como GT-One.

    Desde Japón se tomó la decisión de no ir a Le Mans en 1997 para centrar todos sus esfuerzos en preparar la nueva máquina, construida en colaboración con Dallara y con la sede del Toyota Team Europe en Colonia como base del equipo de carreras. El año sabático permitió a Toyota fijarse en lo que hacían los rivales para sacar aún más partido de la normativa y el coche que se presentó en Francia en 1998 fue uno de los más revolucionarios del momento.

  • Toyota GT One (1998)
Un coche joven y complicado

El primer año fue difícil para los espectaculares GT-One, reconocidos ampliamente como los más bellos del evento. Los esperables problemas técnicos de juventud complicaron su desafío por la victoria pero había quedado claro que el coche tenía todas las piezas adecuadas para pelear por la gloria.

Aunque la normativa cambió de cara a 1999 para intentar frenar a los radicales coches de GT que habían nacido en las dos últimas temporadas, la mayoría de fabricantes lograron adaptar con éxito sus máquinas y cuando la segunda cita con La Sarthe llegó para los GT-One, estos estaban más listos que nunca. Al igual que el año anterior, Toyota mandó a tres coches y estos pelearon por el triunfo desde el primer momento.

Así luce el interior Toyota GT One -Versión de calle
La victoria en Le Mans se resiste

En 1999 las cosas fueron mejor y los GT-One demostraron tener una velocidad endiablada, lo que les convertía en los favoritos para el evento. Pero las 24 horas de Le Mans son un evento lleno de sorpresas y desafíos ocultos, y los tres Toyota sufrieron sendos pinchazos. Los coches número 1 y 2 no pudieron continuar, retirándose a media tarde y en medio de la noche, respectivamente. El tercer pinchazo se produjo a pocas horas del final, cuando el japonés Ukyo Katayama estaba en segunda posición y en plena remontada.

El equipo realizó un trabajo excelente y ello permitió que el coche número 3 con los pilotos nipones lograra salvar el honor y finalizara la carrera en segundo puesto aunque logrando la victoria en la clase GTP.

Toyota igualaba así el mejor resultado que había tenido en Le Mans pero sin un campeonato que acompañara a la gran carrera, el proyecto no era económicamente viable y la historia del GT-One terminó allí… después de un nuevo segundo puesto en los 1.000 km de Fuji de ese mismo año. Al final, el GT-One compitió en tan solo tres carreras en dos años.

¿Sabías que…?

Existe una unidad del Toyota GT-One construida y homologada para poder circular por la calle. A diferencia de lo esperable, su interior tiene un amplio y cómodo asiento de piel, aire acondicionado y hasta un encendedor. Sin duda, ¡se trata del coche de carreras con el interior más lujoso del mundo! Actualmente está en el museo de Toyota en la sede de TMG en Colonia.

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