En 2005, un Toyota compitió por última vez en el Super GT japonés y aunque en 2006 se mantuvo en pista una unidad del legendario modelo, su camino había llegado a su fin… pero los ingenieros de Toyota se encargaron de darle una despedida por todo lo alto.
Junto con Denso y el equipo SARD con quien ya se colaboraba de forma oficial en los años 80 y 90, se planteó la idea de un coche de carreras híbrido, basándose en la idea del increíblemente popular Prius de calle.
El trabajo fue minucioso y detallista y al terminarlo, a los aproximadamente 490 CV de potencia del motor de combustión se le añadieron 200 CV del motor eléctrico en el eje trasero y 26 CV más repartidos a razón de 13 CV por cada rueda gracias a unos minúsculos motores eléctricos integrados en las ruedas delanteras.
Con un total de 700 CV de potencia y tracción integral, el Toyota Supra HV-R estaba listo para las 24 horas de Tokachi, la cita estrella de la Super Taikyu, el conocido campeonato japonés de resistencia para coches de GT y turismos derivados de serie.
A pesar de la presencia de la lluvia, el coche evitó cualquier tipo de problema a lo largo de toda la carrera y al terminar, no sólo la victoria era suya sino que ésta llegaba con 19 vueltas de ventaja sobre el segundo clasificado. Toda una demostración de poderío y una carrera que cambió la historia del automovilismo.
El motor Toyota RV8K es uno de los que más recorrido ha tenido en años recientes y se usó tanto en el Super GT como en el WEC aunque sólo en un equipo privado. Su debut en competición se produjo en el campeonato japonés en 2009 y lo usaron todos los Lexus SC430 de la competición hasta que la normativa cambió a finales de 2013. Mientras tanto, entre 2011 y 2014 el equipo Rebellion Racing montó en sus coches Lola los motores Toyota que les empujaron a ser los mejores coches privados.