Los neumáticos son uno de los elementos más importantes de nuestro automóvil, aunque no siempre les damos la importancia que se merecen. Son los ‘pilares’ del vehículo, y de su comportamiento y del de los sistemas de seguridad activa depende la estabilidad de nuestro coche.
Hay ocasiones en las que las condiciones del asfalto, o del firme en general, se vuelven deslizantes, y la adherencia es clave en la seguridad. En este sentido, cuando hablamos de tracción tenemos que referirnos obligatoriamente al sistema de transmisión, diseñado para terrenos con buena adherencia, donde el diferencial – que permite que las dos ruedas motrices puedan girar a distintas velocidades – juega un papel esencial.
Sin embargo, no siempre circulamos en condiciones óptimas, por eso Toyota incluye desde hace años en sus vehículos el sistema TRAC o control de tracción, gracias al cual encontraremos la tracción que necesitamos en cada momento, incluso cuando cometemos "errores" al dosificar el acelerador: por ejemplo, si pisamos demasiado el pedal, el sistema entrará en acción para evitar que nos quedemos sin tracción.
Hay ciertas situaciones climatológicas que llevan a que la adherencia entre el vehículo y el asfalto se resienta, tales como la lluvia, el hielo o la nieve, aunque como hemos comentado anteriormente, las pérdidas de tracción también pueden producirse por aceleraciones excesivas en momentos inadecuados.
En cualquiera de esos casos puede suceder lo siguiente: al acelerar el vehículo, si las dos ruedas motrices –traseras o delanteras– no tienen idéntica adherencia, es habitual que una de ellas pierda agarre, pudiendo provocar tirones, movimientos extraños o incluso derrapes no deseados. Todo ello puede suponer la antesala de un accidente, por lo que rápidamente actúa el TRAC de Toyota para evitarlo.