‘¡En abril aguas mil!’ Estemos o no de lleno en la primavera, y con ella la época de lluvias (por si no hubiéramos pasado ya por pocas). Una tormenta nos puede pillar en la carretera o durante una ruta, y que no vayamos suficientemente preparados. Lo más importante en estas situaciones es tener calma al volante y mucha prudencia. Pisar el acelerador con nervios no ayuda a mejorar la situación.
Este fenómeno se produce con las lluvias más fuertes. Los neumáticos de nuestro vehículo no evacúan el agua correctamente y ‘flotamos’ sobre el asfalto empapado. A mayor velocidad, más ‘flotabilidad’ se produce sobre esa superficie húmeda, y tendremos más riesgo de perder el control del vehículo.