¿Sabemos realmente lo que pasa en el interior del motor cada vez que pisamos el pedal del embrague? Embragar es algo más que el acto instintivo que precede un cambio de marcha. Sólo si sabes qué es lo que sucede en tu coche, podrás entender mejor cómo cuidarlo y por lo tanto alargar la vida útil del mismo.
El embrague de un coche es el encargado de transmitir la potencia del vehículo a la caja de cambios y así unir el giro del motor con la transmisión hacia las ruedas motrices. En función de cómo se diseñe el sistema distinguimos entre:
En los embragues de fricción de muelles helicoidales la fuerza se ejercía por medio de un sistema de muelles repartido uniformemente pero su eficacia quedó reducida cuando se aumentaba la presión de la fuerza centrífuga. Lo que dio lugar al desarrollo y popularización de la fricción por medio de un diafragma elástico de acero.
Este tipo es el más extendido, ya que hay un abanico de posibilidades que permiten adaptar el diseño del embrague a las distintas características del vehículo. La forma de cono del diafragma hace que en reposo el coche quede embragado, debido a que la presión sale hacia el borde exterior del plato giratorio.
Este modelo ofrece muchas ventajas a los fabricantes ya que con un tamaño más reducido se precisa de un menor esfuerzo, sin afectar al equilibrio derivado del giro de la transmisión y se limitan los efectos negativos de la fuerza centrífuga.
El embrague de fricción automático es el que llevan montados los vehículos automáticos. La presión y el movimiento de los contrapesos se consiguen mediante la fuerza centrífuga, sin que se necesite la intervención directa del conductor.
El embrague de discos múltiples se emplea únicamente en motocicletas o en turismos de gran potencia. Esta solución surge por problemas de tamaño del motor, donde no se puede instalar el disco correspondiente para poder transmitir todo el par motor.
El resto de tipologías de embragues apenas se usan en automoción debido a su elevado coste o la dificultad de ajustarlo al tamaño del motor.
La mejor forma de evitar desgaste es pisando a fondo el pedal al reducir o subir de marcha, así liberamos la presión sobre el disco giratorio y el cambio de marchas es más limpio y suave. Al no haber apoyo no se desgasta ni un ápice el material de fricción que recubre el disco.
Algunos hábitos o manías en los conductores noveles les llevan a accionar el pedal de embrague en momentos que quieren limitar el freno o el acelerador. Este comportamiento instintivo no sirve ni para lograr el propósito de usar el motor como freno y además estará desgastando ese material de fricción, acortando la vida de nuestro sistema de embrague. Cuanto antes aprendamos a evitar este típico error de principiante será mejor para nuestro coche.
Sigue estos dos sencillos consejos para el correcto mantenimiento del embrague. Acuérdate de preguntar en las revisiones por el estado del mismo. Evitarás problemas mayores que si acaban afectando a la caja de cambios elevan significativamente el coste de la reparación.
Pide cita en tu taller Toyota y asegúrate del buen estado del embrague.
¿Por qué la híbrida? Porque la gama híbrida de Toyota prescinde de este elemento gracias al cambio automático e-CVT y el funcionamiento de todo el sistema híbrido. La conclusión es sencilla: evitamos el desgaste y el coste de tener que cambiar una pieza tan cara en los vehículos. Si este interesado en los híbridos consulta este contenido para saber cuáles son sus ventajas.
