Todos los coches están preparados para funcionar y trabajar a distintos niveles de temperatura, pero las temperaturas extremas, tanto frías como cálidas, afectan negativamente al funcionamiento del vehículo.
En ciertas pruebas de conducción, se ha demostrado que el consumo de combustible puede aumentar entre un 10 y un 15% cuando circulamos y las temperaturas están próximas a 0º. Pero, ¿por qué? Te explicamos técnicamente qué le sucede a tu coche cuando “pasa frío”.
- La primera razón es la más obvia. El motor necesita más tiempo para calentarse y llegar a alcanzar la temperatura ideal. En los primeros minutos de funcionamiento inyecta más cantidad de carburante en los cilindros para conseguir el mismo rendimiento que en condiciones normales, por lo que el consumo y las emisiones se multiplican.
- La eficiencia de las baterías es menor. Las bajas temperaturas provocan que el alternador trabaje más de lo normal para producir la energía eléctrica que necesita tu coche, lo que se traduce en un aumento del consumo. Cuanto mejor sea la tecnología de la batería de tu vehículo, menos sufrirá los efectos del frío.