Toyota Prius es el pionero de los vehículos híbridos. Esa es su seña de identidad, pero no su única virtud. El pasado mes de diciembre, EuroNCAP publicó una nueva tanda de resultados de las pruebas de choque que realiza a los modelos que se ponen a la venta en Europa. Entre ellos, la última generación de Prius logró la máxima calificación (5 estrellas), con una nota global del 92%, la mejor de los nueve modelos de su categoría –vehículos familiares grandes– testados en 2016.
En total, EuroNCAP evaluó 18 modelos diferentes en 2016. De ellos, dos eran de Toyota —Hilux y Prius—, y ambos consiguieron cinco estrellas de puntuación. Resultados sobresalientes que expresan el intenso trabajo de la marca en lo que respecta a la protección de los ocupantes (y también de los peatones). En concreto, la estrategia mundial de Toyota en esta parcela se llama GOA (Global Outstanding Assessment –Evaluación Global Sobresaliente–), y su objetivo es ofrecer el máximo nivel de equipamiento de seguridad en todos los modelos.
Para lograrlo, Toyota no se conforma con cumplir los estándares legales internacionales, sino que realiza también exigentes exámenes internos: crash tests frontales, laterales, traseros o de vuelco, contra barreras móviles o entre vehículos de diferentes tamaños, aplicando en cada simulación su know how en accidentología.
Cada uno de estos test se realiza a una velocidad diferente, emulando las formas de colisión más comunes. En cualquiera de ellos, los puntos a estudiar son la deformación de la carrocería, el comportamiento de los sistemas de retención y, sobre todo, cómo estos elementos afectan a la seguridad de los ocupantes en un impacto.
Un ejemplo es una colisión frontal: el impacto se produce en una zona deformable de la carrocería diseñada para absorber el máximo de energía, de manera que se produzca la mínima intrusión en la cabina. En este sentido, Toyota ha conseguido dar otro paso adelante gracias a su Nueva Arquitectura Global (TNGA), que utiliza refuerzos estratégicos y acero de alta resistencia para absorber las fuerzas del impacto.
Además, durante el golpe entran en juego los sistemas de retención: se tensan los cinturones de seguridad, se activan los airbags del conductor y del copiloto, etcétera.
En un impacto lateral, el pilar central es el gran responsable a la hora de contener el golpe en la carrocería, mientras que los airbags de cortinilla suavizan la fuerza del choque en la cabeza, la zona del cuerpo más afectada, según las estadísticas, en este tipo de accidentes. Por su parte, cuando el impacto viene por detrás, la lesión más común es el “latigazo cervical”, un esguince que se produce en la zona baja del cuello por la brusca flexión y extensión de esta zona cuando recibe grandes picos de aceleración (fuerzas G).