Empieza a llover y el firme está húmedo. La adherencia ya se resiente, pero, de momento, todo está bajo control. De repente, lo que eran unas gotas pasan a ser fuertes precipitaciones. El escenario cambia drásticamente y se vuelve peligroso. Lo primero que percibes es lo más evidente: la visibilidad se ha reducido. Estás, literalmente, a merced de los limpiaparabrisas. Por eso es tan importante que estos se encuentren al 100% de su capacidad.
Este año el mal tiempo ha tardado en llegar, pero a ti no te ha pillado de sorpresa: ya en noviembre tuviste la suficiente previsión para pensar que tu coche necesitaba prepararse para el invierno.Te acercaste al Taller Oficial Toyota y pediste que revisaran los limpiaparabrisas.
El funcionamiento y el estado de los limpiaparabrisas pueden ser vitales. En tu taller oficial revisan que el sistema se active convenientemente y, si es necesario, cambian las escobillas –se recomienda hacerlo cada año– para que estén en un estado impecable de cara al mal tiempo, ya que en caso contrario pueden no barrer correctamente el agua, y eso puede afectar la visibilidad. Hay que tener en cuenta que las altas temperaturas del pasado verano pueden haber afectado y por eso, si no hiciste una revisión después de las vacaciones, es tan importante revisarlos en esta época del año.
Vale, los limpiaparabrisas funcionan perfectamente, pero sigue cayendo una manta de agua y se atisba otro problema: los cristales se están empañando. ¿Por qué? Generalmente, la condensación se produce por la diferencia de temperatura y humedad entre el exterior y el interior. En cuestión de segundos podemos estar conduciendo casi a ciegas. ¿Abro la ventana? Ni se te ocurra. Aparte de que los pasajeros pueden mojarse o congelarse, si hace frío, la entrada de aire frío externo es un método demasiado lento para desempañar el cristal.

