En un mercado repleto de opciones y con la sociedad cada vez más concienciada con el respeto al medio ambiente, es importante conocer por qué los coches contaminan, cuánto y las diferentes alternativas que hay en el mercado para colaborar a mejorar la calidad del aire.
Podemos agrupar las sustancias emitidas en tres tipos diferentes. En esta pequeña comparativa, veréis qué coches generan más y menos emisiones en función del tipo de compuesto.
- Óxidos de nitrógeno. Hoy por hoy, son más conocidos como gases NOx y son el resultado de una combustión a alta temperatura en una atmósfera rica en oxígeno, como es la nuestra. Son sustancias que afectan, directamente, a la calidad de nuestro aire y por tanto afectan de forma negativa a la salud.
Los motores encendidos por chispa, como los gasolina, generan una cantidad muy reducida, pero los diésel antiguos sí que generan estos gases en abundancia. Sin embargo, han conseguido reducir en gran medida su producción, gracias a la nueva tecnología. Por tanto, los coches híbridos, impulsados parcialmente por un motor eléctrico, generan menos que sus dos competidores.
- Dióxido de Carbono (CO2). A priori, no es una sustancia contaminante, pero al generarse demasiada cantidad, pasa a ser la causa principal del efecto invernadero. Los coches que más dióxido de carbono generan son aquellos impulsados por gasolina. Y aunque los ingenieros han logrado reducir su emisión, la clave está en el gasto de combustible por cada 100 km: por lo general, los coches con consumos más bajos, respetan más la calidad del aire. Y en ese grupo podemos meter a los coches híbridos de Toyota, cuyos motores eléctricos apoyan al de combustión en situaciones de estrés.
- Partículas en suspensión. Son consecuencia, en su mayoría, de las combustiones incompletas de los coches diésel y del uso de carbón. Los frenos y su fricción o los neumáticos y su roce con el suelo también generan estas pequeñas partículas que afectan a la capacidad respiratoria o a dolencias cardiovasculares. Los motores gasolina también emiten partículas, aunque menos que los diésel. Y los coches híbridos, compuestos por un propulsor eléctrico y otro de gasolina, reducen esas cifras aún más, siempre que el motor (o motores) eléctrico intervenga.