En los últimos años estamos asistiendo una reducción paulatina de la venta de los coches diésel en Europa - España incluida - que ha provocado que, en 2018, las ventas de vehículos diésel se desplomaran hasta el 35,8 %, mientras que el repunte de las ventas de coches de gasolina ha visto incrementar las matriculaciones de vehículos nuevos hasta el 57,5 %.
En comparación con 2017, la caída en las ventas de coches diésel ha sido de un 10,8%, una muestra más de un cambio en los hábitos de compra de los conductores españoles. Pero no solo un cambio en los hábitos está provocando esta caída, ya que las diferentes medidas adoptadas por las administraciones y el desarrollo de alternativas más eficientes está provocando este desplome.
El primer gobierno autonómico en mover ficha ha sido el de las Islas Baleares, quien anunció a principios de 2019 su intención de prohibir la circulación de coches diésel en las diferentes islas a partir de 2025. Los coches de gasolina no podrán circular a partir de 2035.
Diferentes expertos del sector del automóvil señalan que la esperanza de vida del diésel en España se reduce a poco más de un lustro, lo que situaría la fecha límite de su comercialización en 2025 para el resto de comunidades autónomas.
Las primeras ciudades en actuar son grandes capitales como Madrid y Barcelona, quienes ya restringen el acceso al centro urbano a vehículos con motores térmicos tradicionales en escenarios de alta contaminación recogidos en sus Protocolos Anticontaminación y gestionados a través de las etiquetas ambientales de la Dirección General de Tráfico (DGT).
Estas restricciones al tráfico puntuales serán permanentes en ambas ciudades a partir de 2025, cuando el Ayuntamiento de Madrid prohíba definitivamente el acceso a los coches diésel y, tan solo un año más tarde, ocurra lo mismo en Barcelona.
Durante los años siguientes, el resto de grandes ciudades españolas adoptarán medidas similares para garantizar la calidad del aire en sus centros urbanos.