Esto de los robots no es nuevo. Allá por el Renacimiento, un tal Leonardo da Vinci ya había proyectado los bocetos de una máquina acorazada con forma humana. Muchos siglos después, los científicos de la NASA recurrieron a aquellos diseños para crear una versión más pequeña y funcional que ayudara a la colonización de Marte. Toyota, en su apuesta por la innovación, lanzó al espacio el 4 de agosto de 2013 a su androide Kirobo, y puso en marcha el primer experimento de conversación entre un humano y un robot más allá de la estratosfera.
De aquel Kirobo astronauta nace ahora su versión doméstica: Kirobo Mini, que saldrá a la venta en Japón el próximo año. Se trata de un pequeño robot de compañía de 10 centímetros de altura y 138 gramos de peso que puede ir contigo a cualquier parte. Es capaz de mantener conversaciones, entiende lo que se le dice e incluso interpreta el estado de ánimo de su interlocutor al analizar sus expresiones faciales. Charlar con este robot resulta de lo más natural, pues su catálogo de gestos y su forma de seguirte con la mirada lo humanizan enormemente.
Además, Kirobo Mini aprende de sus conversaciones. Recuerda lo que le gusta al usuario o situaciones vividas con anterioridad. Puede conectarse a un vehículo, a un smartphone o una vivienda domótica, y mejorar sus habilidades verbales utilizando la información que extrae de ellos. En el coche, es un gran compañero de viaje ya que avisa si detecta que el conductor se siente cansado o si el ritmo de circulación se vuelve más agresivo de lo normal. También tiene palabras de aliento cuando el viaje se hace largo o cuando el destino ya está próximo.

