Otros ramos relacionados con la automoción también han visto afectados sus negocios por el cambio de realidad de mercado, que casi de un día a otro se desplomó con caídas de cerca del 50%.
El sector de renting ha sido uno de los que ha tenido que adaptarse al nuevo entorno económico, ya que en estos años no sólo ha caído el número de clientes, sino también el valor de los vehículos gestionados y ha disminuido la frecuencia con la que se renuevan los vehículos, modificando la estructura y los períodos tradicionales de recambio de los modelos (tres y cinco años).
Uno de los aspectos más llamativos y más gráficos de los efectos de la crisis económica sobre las empresas ha sido la reducción sistemática de los coches de incentivo y el recorte de las flotas corporativas, con el fin de ahorrar. No obstante, en muchas ocasiones, las compañías no podían desprenderse de todos los vehículos en régimen de renting, por lo que optaron por extender la duración contractual con la empresa de alquiler a largo plazo de automóviles y vehículos comerciales con servicios añadidos.
Según datos de la Asociación Española de Renting de Vehículos (AER), el período en el que los clientes mantienen el coche de renting se ha incrementado cerca de un 12% entre el período anterior a la crisis económica y el pasado ejercicio.
Así, al cierre del año anterior a que se derrumbaran los esquemas económicos mundiales la duración media se situaba en 42,21 meses, lo que supone algo más de tres años y medio, mientras que durante el año pasado esta cifra se situó en 47,21 meses (casi cuatro años), lo que representa una subida del 11,8% entre 2007 y 2014.